Todo comenzó cuando los integrantes de la murga "Los rebeldes de Sanata" comenzaron a practicar en la esquina de la casa de esta familia en el barrio de José C. Paz. Los fuertes ruidos de los platillos y los bombos afectaron fuertemente a Abel, quien padece autismo y sufre de gran manera con el bullicio. Tras no tener una buena acogida por parte de los murgueros, Esteban decidió denunciarlos en la Justicia. Lamentablemente, esta acción resultó ser para  peor ya que varios de los integrantes de Los Rebeldes lo amenazaron de muerte. "En agosto se instalaron en la esquina de mi casa. Por los ruidos que hacían me acerqué y traté de hablar con los organizadores como vecino, como padre. Sin embargo siguieron viniendo. Por eso traté de hacer una reunión con los vecinos para poder hablar y tener apoyo. Los cité, pero no vinieron por miedo. Por tal motivo empecé a juntar firmas y con eso me fui a hacer la denuncia el 25 de noviembre", comenzó en diálogo con Crónica. Abel tiene un certificado de discapacidad y sus médicos del Hospital Austral demostraron que sufre de "trastornos específicos mixtos del desarrollo y trastornos específicos mixtos del habla y del lenguaje". "El viernes 20 el viernes llamé al 911 porque estaban ensayando. Le muestro la denuncia y el carnet de discapcidad a los policías. Ellos van a hablar con ellos y vuelve a los 10 minutos: me dicen que tienen permiso para estar ahí aún sabiendo que está la ordenanza que prohibe todo tipo de murga", continuó el papá de Abel.  El problema aumentó cuando les prohibieron a los murgueros ensayar en la esquina de la casa de esta familia: en ese momento, empezaron a amenazarlos de muerte. "Apareció la policía y desalojó el evento. A mi vecina, quien también me acompañó a denunciar, le dijeron que le iban a incendiar la casa y a mi me dijeron que me iban a pegar dos tiros en la gamba", concluyó atemorizado.